En los años treinta se desarrolló un dramático debate sobre los futuros escenarios de la guerra aérea: se dibujaron cuadros apocalípticos, anticipando un conflicto nuclear. Cuando estalló la guerra civil en España, las fuerzas aéreas alemanas e italianas experimentaron con aviones y técnicas de bombardeo. Mientras la Luftwaffe se concentraba en el bombardeo táctico en picado, la Regia Aeronautica realizaba ataques estratégicos contra centros urbanos (el caso más importante fue el de Barcelona). Los efectos del arma aérea también fueron estudiados por expertos militares de varios países, que vinieron a España para informar a sus gobiernos de cara a un futuro conflicto general. Este informe se propone reconstruir aspectos de esta actividad de estudio, dando cuenta de las confirmaciones que estos expertos encontraron en los acontecimientos españoles, pero sobre todo de las sorpresas: no se produjo el previsible colapso de la moral de la población urbana bajo las bombas; no se utilizaron los gases; el avión no pareció capaz de paralizar la producción industrial del enemigo como se había previsto. Sin embargo, lo que vino de España fue una terrible lección: los civiles se consideraban parte integrante de las operaciones militares, ya no se podían alimentar ilusiones humanitarias.